La succión digital es un hábito que se presenta comúnmente en los niños, en el cual se chupan el dedo pulgar, el dedo índice o cualquier otro objeto como un chupete o una manta. Este hábito es considerado normal en los primeros años de vida y puede ser reconfortante para el niño, pero cuando persiste más allá de los 3 o 4 años, puede tener consecuencias graves en la salud bucodental, como la mordida abierta anterior.
La mordida abierta anterior es una maloclusión en la cual los dientes anteriores superiores e inferiores no se tocan cuando la boca está cerrada. Esto puede causar problemas en la masticación, la fonación y la estética facial del paciente. La causa principal de la mordida abierta anterior es la succión digital prolongada, ya que el hábito ejerce una fuerza constante sobre los dientes y la mandíbula, provocando un crecimiento anormal de la misma y la desalineación de los dientes.
Es importante que los padres estén conscientes de la importancia de evitar que sus hijos tengan este hábito por más tiempo del necesario. Es recomendable que los padres hablen con sus hijos sobre los efectos negativos que la succión digital puede tener en su salud bucodental y que busquen alternativas para ayudar a su hijo a dejar el hábito.
Existen varias estrategias para ayudar a los niños a dejar la succión digital, como:
- Ofrecer una alternativa, como un juguete o una manta suave, para que el niño se sienta cómodo y tranquilo sin necesidad de chupar sus dedos.
- Hablar con el niño y hacerle entender que la succión digital puede tener consecuencias negativas en su salud y que es importante dejar el hábito.
- Usar un dispositivo especial llamado “rejilla palatina” que se coloca en el techo de la boca y que impide que el niño pueda chuparse el dedo.
- Consultar con un odontólogo o ortodoncista para recibir tratamiento especializado y corregir la maloclusión.
En conclusión, la succión digital prolongada puede tener consecuencias graves en la salud bucodental, como la mordida abierta anterior. Es importante que los padres estén conscientes de la importancia de evitar que sus hijos tengan este hábito por más tiempo del necesario y busquen alternativas para ayudar a su hijo a dejar el hábito. Si el hábito persiste, es recomendable consultar con un odontólogo o ortodoncista para recibir tratamiento especializado y corregir la maloclusión. La prevención y el tratamiento temprano pueden ayudar a evitar problemas más graves en el futuro.